El invierno de este año podría registrar temperaturas superiores a las habituales, según proyecciones del Observatorio Climatológico de la Universidad Nacional de Catamarca. Aunque se esperan días fríos, estos serían menos frecuentes que en años anteriores y las mínimas no alcanzarían los niveles extremos de temporadas pasadas.
Un invierno atípico
Los meses de junio, julio y agosto podrían presentar temperaturas más altas de lo común, con una probabilidad de entre el 20% y el 40% de que el invierno sea más cálido, de acuerdo con los estudios climáticos recientes. Si bien habrá jornadas frías, los valores mínimos estarían por encima de los registrados en 2024, cuando se alcanzaron récords de hasta -7,4°C en algunas zonas.
El director del observatorio, Uriel Flores, explicó que esta situación se debe a la presencia de masas de aire subtropicales que modifican el comportamiento climático, afectando no solo a Catamarca, sino también al Noroeste y otras regiones del país, como la Pampeana. «Hace 30 años esto no sucedía y está directamente relacionado con el calentamiento global, que es una de las principales causas del cambio climático», afirmó.
Variaciones en las estaciones
Flores detalló que en los últimos 15 años las anomalías térmicas han ido en aumento, provocando alteraciones en las estaciones, como la llegada tardía del otoño. De hecho, se espera que en los próximos días se registren temperaturas máximas de hasta 28°C o 29°C, una cifra poco habitual para esta época del año.
Las proyecciones indican que recién a fines de mayo y principios de junio las temperaturas comenzarán a ajustarse a los valores típicos de la estación invernal, con mínimas por debajo de los 10°C y máximas apenas por encima de los 20°C.
A nivel nacional, el Servicio Meteorológico anticipó que la tendencia afectará a gran parte del país, con excepción de provincias como Córdoba, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, el este de Salta y San Luis, además del oeste de Santa Fe, donde las temperaturas se mantendrán dentro de los rangos normales para la temporada.
Este fenómeno refuerza la evidencia de un cambio climático progresivo, que año tras año deja su huella en los patrones de temperatura y en la duración de las estaciones.