El sujeto obligaba a un niño a tragar tierra; lo sujetaba del cuello y golpeaba: «Te voy a matar porque no eres mi hijo», bramaba.
Un tribunal juzga desde hoy a una pareja de Tapso, Choya, sindicada de someter a tormentos físicos a dos niños y graves vejámenes sexuales, entre los años 2022 y 2023.
Los imputados son un hombre de apellido Díaz y la mujer, Acosta. Los dos pequeños son hijos de la mujer, quien empezó a convivir con el sujeto entre 2021 y 2022. En las audiencias, con la acusación de la fiscal, Analía Nóblega Rayó, desfilará una veintena de testigos.
Las calamidades
El sujeto está sospechado de hacerle cortes con una hoja de afeitar al niño de 1 año y 8 meses; quemarlo con cigarrillos; agredirlo con un cinto y sellarlo con surcos rojos en las piernas; subirse a la cama patearlo, mientras vociferaba: «Te voy a matar porque no eres mi hijo». Mientras el pequeño lloraba, el adulto le hizo tragar tierra hasta ahogarlo y le asestó trompadas en el estómago.
La pesadilla también fue extensiva a su hermano. La Fiscalía le enrostra vejámenes sexuales (de julio a septiembre de 2023), cuya descripción será facultada a los médicos.
El origen del final
La historia recuerda que la pareja quedó en el radar de la Justicia cuando el niño más chiquito sufrió lesiones: la madre lo llevó al Hospital de Frías y adujo que sufrió un accidente. Los médicos no le creyeron y alertaron a la policía.
Resignada, la mujer señaló que en realidad el sujeto «apaleaba» a sus hijos, pero que lo perdonaba, optimista en que cambiara. Los testigos la desmintieron y ofrecieron un repertorio de crudo realismo, atribuyéndole torturas a sus dos hijos con mangueras, agua helada y hambreándolos
Al ser llevado ante los psicólogos, el hermanito mayor sepultó la coartada del detenido. Lo acusó de hacer padecer al más chiquito, repitiendo: «Le hacía tragar tierra». Desde hoy desfilarán, vecinos, médicos, la abuela de los chiquitos y policías.
Compañeros de trabajo y médicos
Fue tal la crudeza de los maltratos que la Fiscalía también se guió por los relatos de los compañeros de trabajo del individuo. Dos afirmaron haber presenciado cómo eran golpeados por su madre.
El extenso grupo de testigos, en el proceso, también incluyó a enfermeros y médicos de un hospital de la vecina provincia de Catamarca. Enfatizaron que una vez, la mujer arribó con uno de sus hijos lastimado. Alegó tratarse de un accidente, pero en segundos se demostró que acababa de ser golpeado por su padrastro.
								
															






