Sin duda alguna la magia musical de estos muchachos, nos completan sisempre una imagen interior
¿Quién dijo que la música clásica es solo para los que llevan chaquetas de terciopelo y tienen bigotes bien cuidados? Acompáñame en este recorrido por el mundo de algunos de los genios musicales más grandes que han existido, quienes, a pesar de sus serias apariencias, nos regalaron melodías que aún bailan en nuestras cabezas.
Beethoven, el rebelde sordo, se volvió el rockstar de su época. Imagina a un tipo que se pone a componer «la Novena» mientras todos pensaban que ya no podía escuchar nada. ¡Eso es dedicación! Su famosa «Oda a la Alegría» es probablemente el primer himno de la fiesta, solo que sin copas ni luces de neón.
Bach, el verdadero maestro del contrapunto, era como el Facebook de su tiempo: ¡conectaba a todos a través de sus fugas! Mientras tanto, Mozart, con su prodigiosa habilidad, podría componer una sinfonía mientras jugaba una partida de ajedrez. Se dice que de niño le preguntaron si quería ser payaso o compositor, y él eligió componer, porque… bueno, los payasos no tenían tantos conciertos.
Y luego llega Chopin, el poeta del piano, conocido por sus nocturnos tan melancólicos que podrían hacer llorar a la guitarra más desafinada. ¿Y Tchaikovsky? Ese sí que sabía cómo dar emociones a través de la música. Su «Nutcracker» no solo está en la lista de las mejores obras navideñas, ¡sino que también es un clásico de ballet!
No podemos olvidarnos de Debussy, quien trajo el impresionismo a la música, pintando paisajes sonoros que podrían hacerte sentir como si estuvieras flotando en una nube. Y Dvořák, que le dijo al mundo que la música folclórica también tiene su lugar en el concierto clásico.
Cerramos nuestra pandilla con Haydn, el papá de la sinfonía, cuya curiosidad por innovar hizo que la música avanzara a pasos agigantados. Así que, cada vez que escuchemos una hermosa melodía, recordemos a estos genios que en sus obras nos dejaron su corazon.
