Cáncer de próstata: cómo detectarlo a tiempo y mejorar la recuperación

En el marco del Día Mundial del Cáncer de Próstata, que se conmemora cada 11 de junio, especialistas destacan la importancia de la detección precoz y los avances terapéuticos que permiten a los pacientes recuperar su calidad de vida.

El cáncer de próstata es el tipo más frecuente entre los hombres en América y representa más del 21% de los diagnósticos oncológicos masculinos. En Argentina, la mortalidad por esta enfermedad muestra una tendencia descendente, en gran parte gracias al diagnóstico temprano y a tratamientos cada vez más eficaces, según datos de la Organización Panamericana de la Salud.

Una enfermedad silenciosa en sus primeras etapas

Este tipo de cáncer se desarrolla cuando las células de la próstata comienzan a crecer de manera descontrolada. En sus fases iniciales, no suele presentar síntomas, aunque en etapas avanzadas puede provocar dificultades urinarias, disfunción eréctil y molestias pélvicas.

“El cáncer de próstata suele presentarse en hombres mayores de 50 años, y factores como la edad avanzada y los antecedentes familiares aumentan el riesgo”, explica el urólogo y especialista en Urooncología Dr. Ezequiel Becher (M.N. 144228), del Centro de Urología (CDU).

Para una detección temprana, el especialista recomienda realizarse estudios como el análisis de PSA y el tacto rectal. “Cuando se diagnostica a tiempo, las posibilidades de éxito en el tratamiento aumentan considerablemente y disminuye la mortalidad”, subraya.

Tratamientos y protección de órganos vecinos

Uno de los principales desafíos del tratamiento oncológico es evitar efectos secundarios sobre órganos cercanos. “La radioterapia es fundamental para tratar el cáncer de próstata, pero puede afectar el recto por su proximidad”, advierte Becher.

Una innovación importante en este sentido es el uso de hidrogel espaciador absorbible, que se coloca entre la próstata y el recto antes del tratamiento radiante. “Este procedimiento ambulatorio y seguro reduce en un 73% la radiación en el recto y disminuye en un 75% la toxicidad rectal tardía”, precisa el especialista.

Recuperación de la función urinaria y sexual

Tras el tratamiento, algunos pacientes pueden experimentar dificultades urinarias y sexuales. Sin embargo, con el tiempo y según el caso, es posible restablecer el control del flujo urinario y la función eréctil, especialmente si se conservan los nervios erectógenos.

En los casos más complejos, existen múltiples alternativas para mejorar la calidad de vida: cabestrillos masculinos y esfínteres artificiales para la incontinencia urinaria, y medicación oral, dispositivos de vacío, inyecciones o implantes peneanos para la disfunción eréctil.

La concientización y el acceso a los controles médicos adecuados siguen siendo fundamentales para reducir la mortalidad y mejorar la recuperación integral de los pacientes afectados por esta enfermedad.

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