Es muy probable que los próximos cinco años, entre 2025 y 2029, sean los más cálidos jamás registrados en el planeta. Según las proyecciones científicas, existe un 80% de probabilidad de que al menos uno de esos años supere el récord actual de temperaturas globales, que ostenta el año 2024.
El calentamiento global, impulsado por la actividad humana y la emisión de gases de efecto invernadero, seguirá elevando las temperaturas. Se estima que la temperatura media anual cerca de la superficie terrestre entre 2025 y 2029 será entre 1,2°C y 1,9°C superior a la media del período preindustrial (1850-1900).
Este fenómeno traerá consecuencias climáticas severas: más olas de calor, precipitaciones extremas, sequías intensas, así como un acelerado derretimiento de hielos marinos y glaciares, la subida del nivel del mar y la intensificación de eventos meteorológicos extremos. La crisis climática impactará directamente en la salud pública, la seguridad alimentaria, el manejo del agua y la calidad ambiental.
El Acuerdo de París apunta a limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a menos de 2°C, haciendo esfuerzos para que no supere 1,5°C. Sin embargo, la falta de acción contundente nos aleja de esos objetivos. Si las proyecciones actuales se concretan, muchas zonas costeras y ribereñas del país podrían enfrentar un escenario alarmante hacia fines de siglo.
Ciudades argentinas bajo amenaza
Entre las ciudades que podrían desaparecer bajo el agua en los próximos 75 años, se encuentran:
- Provincia de Buenos Aires: Mar del Plata, Pinamar, Villa Gesell, y sectores del Delta del Paraná y Río de la Plata como Lanús, Berazategui, Ensenada, Florencio Varela, Tigre y Quilmes.
- Entre Ríos: Concepción del Uruguay, Gualeguay, Gualeguaychú, Diamante, Victoria.
- Santa Fe: Rosario y áreas cercanas al río Paraná.
- Tierra del Fuego: zonas del río Grande y áreas linderas al río Chico.
- Santa Cruz: Cormorán, Justicia, Coig, Deseado, Minerales, Santa Cruz, Río Gallegos.
- Chubut: Rada Tilly, Comodoro Rivadavia, Rawson.
- Río Negro: Viedma.
Estas proyecciones de alta resolución evidencian la urgencia de planificar infraestructura crítica con un enfoque ambiental. El escenario previsto para el año 2100 representa un desafío sin precedentes para la Argentina y el mundo.
Implementar políticas ambientales sostenibles y mitigar el calentamiento global ya no es una opción, es una obligación. La Tierra está enferma, y la fiebre que atraviesa no es una buena señal. La causa está en nosotros: en la corrupción, el egoísmo, la hipocresía, el consumismo desmedido.
Cuando la culpa es de todos, no significa que no sea de nadie. Es de cada uno, en su medida. Estamos enfermos como sociedad, pero todavía podemos reaccionar. Aún hay tiempo para reflexionar, hacer un examen de conciencia y reconectar con lo esencial.
Estos párrafos los escribí en 2005. Cada vez hay menos tiempo para CAMBIAR. La línea del “NO REGRESO” ya se ha cruzado… ¿Habrá alguien que quiera escucharme?
Cristián Frers
Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista)