Al menos la mitad de los miembros del directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó su preocupación por el reciente préstamo de 12.000 millones de dólares concedido a Argentina como parte de un programa de 48 meses por 20.000 millones. Según Bloomberg, algunos directores consideran que el trato fue impulsado más por motivos políticos, en particular por la relación entre el presidente argentino Javier Milei y Donald Trump, que por criterios económicos sólidos.
La decisión generó inquietud por el precedente que podría establecer dentro del FMI, especialmente debido al alto nivel de exposición financiera del organismo frente a Argentina, que ya debe 41.000 millones de dólares desde 2018. A pesar de las críticas, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, defendieron el acuerdo, destacando los avances del gobierno argentino en recorte del gasto público y control de la inflación. Bessent incluso insinuó un posible crédito adicional si la situación global lo requiriera. Algunos directores del FMI plantearon abstenerse, pero temieron las consecuencias políticas de oponerse a Estados Unidos y a la gerencia del organismo.