La petrolera estatal YPF volvió a ajustar sus precios este sábado, con un incremento del 0,81% en sus combustibles. Se trata del tercer aumento en lo que va del mes, en un contexto marcado por la presión inflacionaria y la volatilidad económica.
El nuevo ajuste se suma al incremento del 1,12% aplicado el pasado lunes y al del 0,48% registrado el viernes 1 de agosto. En total, la nafta súper acumula una suba del 14,35% en lo que va del año, generando preocupación entre automovilistas y transportistas.
Desde la empresa explicaron que los aumentos responden a varios factores: la actualización del impuesto a los combustibles líquidos (ICL), la devaluación mensual del tipo de cambio oficial y el ajuste en el precio de los biocombustibles. Además, YPF continúa aplicando su estrategia de «micropricing», que permite modificar tarifas según el flujo vehicular y la competencia local.
Este esquema de ajustes graduales, aunque técnicamente justificado, vuelve a poner en foco el impacto directo sobre el consumidor final. En muchas regiones del país, el aumento sostenido de los combustibles repercute no solo en el transporte, sino también en los precios de bienes y servicios esenciales.
Mientras el Gobierno monitorea la evolución de los precios y el mercado energético, el debate sobre la sostenibilidad de estos incrementos y su efecto en la economía doméstica sigue abierto.