Con un fuerte espíritu sinodal y una profunda manifestación de fe, se vivió ayer el Jubileo Diocesano, en el marco del cierre de la Fiesta de la Protección de Nuestra Madre del Valle, al cumplirse 21 años del sismo de 2004.
En esta jornada, Catamarca también se unió a la acción de gracias de la Iglesia en todo el mundo por la canonización de los jóvenes santos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, ceremonia presidida por el Papa León XIV en la Plaza de San Pedro.
Bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, delegaciones de las 31 parroquias de la diócesis, instituciones, movimientos eclesiales, colegios católicos, laicos, religiosos, diáconos, sacerdotes y familias se congregaron en el Paseo General Navarro, conocido como La Alameda. Allí accedieron al Sacramento de la Reconciliación y participaron de la peregrinación jubilar.
Alrededor de las 9.15 horas inició la caminata, precedida por la imagen de Cristo Crucificado, que recorrió la calle San Martín hasta el Paseo de la Fe. La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por la mayoría de los sacerdotes de la diócesis.
Creación de la Escuela para el Diaconado Permanente
Durante la ceremonia, el padre Diego Manzaraz, canciller y secretario general de la curia diocesana, dio lectura al decreto mediante el cual se crea en la diócesis la Escuela para el Diaconado Permanente “San Lorenzo, diácono”. En el documento se designa como Director General al Pbro. Salvador Armengol Acevedo y como Coordinador Académico al Pbro. Lucas Gastón Segura Villagrán, además de establecer equipos de tutores y directores espirituales.
El decreto exhorta a quienes sientan el llamado de Dios al ministerio diaconal a vivir como “Cristo servidor”, recordando la invitación del bienaventurado Policarpo: “Sean misericordiosos, diligentes, procediendo conforme a la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos”.
“Peregrinos de esperanza”
En su homilía, Mons. Urbanc dio la bienvenida a los fieles destacando que la vida del ser humano es la de un peregrino. Subrayó que en este camino “nos acompaña Jesucristo, nos fortalece María Santísima y nos inspira el Beato Mamerto Esquiú, quien con su ejemplo nos atrae como peregrinos catamarqueños”.
El obispo llamó a los presentes a ser signo de esperanza para quienes están desanimados, y los animó a construir comunidades vivas, fraternas y evangelizadoras, donde se haga presente cada día el amor de Dios a través de la Eucaristía.
Finalmente, resaltó que “toda la diócesis celebra el Jubileo de los 2025 años de la venida del Hijo de Dios al mundo para salvarnos de nuestros pecados, unidos en una misma comunidad de fe y esperanza”.