Un día como hoy, hace 23 años, fallecía trágicamente Walter Alberto César Olmos Gómez, a los 20 años, en pleno auge de su carrera artística. Reconocido como uno de los grandes talentos del cuarteto a principios de los 2000, fue considerado el sucesor de Rodrigo Bueno, quien lo apadrinó en sus primeros pasos.
Su trayectoria, aunque breve, fue meteórica. En tan solo dos años logró llenar estadios, convertirse en artista superventas en Argentina y llevar su música a escenarios de Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay. Proveniente de una familia humilde, primogénito de nueve hermanos, comenzó su camino musical a los 16 años en una pequeña banda, donde cobraba con comida. Posteriormente se unió a Los Bingos, donde su popularidad creció rápidamente.
El destino le abrió camino cuando Rodrigo, al escucharlo interpretar “Para sentirme vivo”, lo confundió con La Mona Jiménez. A partir de allí, nació una amistad que lo llevó a Buenos Aires y a escenarios de renombre. Su interpretación de “Por lo que yo te quiero” fue incluida en el álbum de Rodrigo A 2000, y con su primer trabajo discográfico, A pura sangre, alcanzó las 150.000 copias vendidas en pocas semanas, algo inédito para el género. Fue entonces cuando se ganó el apodo de “La locomotora catamarqueña”.
Consolidado como figura, editó dos discos más que fueron éxito de ventas, se presentó en un Luna Park colmado y tenía una agenda repleta de presentaciones en todo el país. Era, sin dudas, el heredero natural de la movida tropical tras la muerte de Rodrigo en 2000.
La madrugada del 8 de septiembre de 2002, mientras compartía una cena con sus músicos en un hotel y esperaba para realizar tres shows programados esa noche, un confuso episodio terminó en tragedia. Al manipular un arma de fuego, una Bersa calibre 22, accidentalmente se disparó, provocándole la muerte inmediata. Las investigaciones policiales lo catalogaron como un “accidente fatal”.
Sus restos descansan en un mausoleo del cementerio municipal de Catamarca. A pesar de su partida temprana, la música de Walter Olmos sigue sonando en todo el país, manteniendo vivo el recuerdo de quien fue, y es, una de las figuras más queridas e importantes de la historia musical catamarqueña.