“El Eternauta” deslumbra con su mensaje de heroísmo en un apocalipsis argentino

La esperada adaptación de El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, finalmente llegó a las pantallas tras años de proyectos inconclusos y sueños postergados. Basada en el clásico de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López, esta serie es una celebración del heroísmo cotidiano, que se aleja de las típicas historias de superhéroes para centrarse en personajes comunes que enfrentan situaciones extraordinarias.

La trama comienza en una noche de verano en Buenos Aires, cuando un grupo de amigos, liderados por Juan Salvo, se reúne para jugar al truco en casa de Alfredo “El Tano” Favalli. Entre bromas y chicanas políticas, su encuentro se ve interrumpido por una extraña nevada que cae desde el cielo. Esta nevada, letal al contacto con la piel, marca el inicio de una invasión alienígena y pone a Salvo en una carrera desesperada por salvar a su expareja y a su hija.

Detrás de esta producción, Netflix apostó a lo grande, con un rodaje que se extendió por 148 días, 38 locaciones y técnicas innovadoras para recrear una Buenos Aires cubierta de nieve, un desafío sin precedentes en la industria audiovisual argentina.

Publicada por primera vez entre 1957 y 1959 en Hora Cero Semanal, El Eternauta es un relato fundamental en la cultura popular argentina, que trasciende el tiempo con su potente mensaje sobre la solidaridad y el sacrificio colectivo frente a la adversidad.

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