El humorista que hace reír a millones en las redes se refirió sin filtros al vacío que sintió tras alcanzar el éxito
El cielo gris, la brisa tibia y un campo interminable de pasto bajo sus pies. Así, en ese escenario sin artificios, Pablito Castillo rompió el brillo habitual de las pantallas para entregar a sus seguidores un testimonio cargado de verdad sobre su batalla contra la depresión. La imagen era simple: un joven que, pese al éxito arrollador en las redes, avanzaba entre surcos de dolor interno, la voz quebrada, sincerando su vulnerabilidad ante millones.
¿Qué se esconde detrás del influencer que conquistó internet? El video subido a su cuenta de Instagram, con 7 millones de seguidores, lo muestra como nunca antes: “Me cuesta mucho contar esto. Aunque siempre me vean alegre, quería contárselos porque siento que puedo dar una mano a otra persona. Sufrí de depresión y la estuve pasando muy mal. Me costaba salir de casa, me costaba socializar con la gente. Sentía que no me merecía nada. Me sentía mal…» La revelación caía pesada, rompiendo la fachada del humor diario. Ahí estaba el joven de orígenes humildes que, con los frutos de sus primeros tres años entre cámaras y likes, le compró la casa a su mamá. Pero el éxito, a veces, tiene grietas que no se ven en los videos virales.
«No podía verme bien físicamente. Me costó un montón. Comía mal, se me empezó a caer el pelo, me empezaron a salir manchas en el cuerpo. No podía salir de donde estaba, un lugar oscuro, feo“, admitió. ¿Quién podría imaginar que, tras esas risas contagiosas y girasoles digitales, había noches amargas y una soledad doblegada solo por el apoyo familiar? Porque aunque la pantalla acercaba “miles de amigos del otro lado de las redes”, el cierre de la aplicación multiplicaba el silencio.
El círculo cercano fue el único refugio que permaneció firme. Pero ni aun así, el impulso de salir era sencillo. “Empecé de a poquito a salir, a respirar aire fresco, a sentirme vivo, a sentirme alegre como soy yo. Y hoy me siento bien. Por eso quiero decirte a vos, si estás pasando esto, lo mismo que yo, que todo se puede de a poquito».
Cada palabra, impregnada de una verdad que atraviesa la pantalla: la salud mental pesa tanto como la física, y nadie está obligado a pelear solo. “No estás solo en esto y todos necesitamos ayuda en algún momento. Todos podemos salir adelante. Así que si estás en tu casa, la estás pasando mal, sé que lo vas a lograr, como yo lo hice”. concluyó.
Así, Pablito Castillo, el chico sencillo que un día compró la casa de su madre con sus propias manos digitales, decidió que hablar, tender la mano y recordar la importancia de la ternura, también es una forma de influenciar el mundo.