El Papa León XIV impuso el palio a 54 nuevos arzobispos, incluidos dos argentinos

Durante una solemne misa celebrada en el Altar de la Confesión de la basílica vaticana, el papa León XIV impuso el palio arzobispal a 54 nuevos arzobispos metropolitanos, entre ellos los argentinos Gustavo Carrara (La Plata) y Raúl Martín (electo de Paraná).

En su homilía, el pontífice recordó a los metropolitanos que el palio «expresa la comunión con el obispo de Roma» y simboliza la tarea pastoral que les fue confiada. Asimismo, los exhortó a fomentar la unidad de la fe católica en las iglesias locales bajo su responsabilidad.

El Papa también saludó a los miembros del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, agradeciéndoles su presencia y su «celo pastoral». En ese marco, pidió que el Señor conceda la paz a su pueblo. A continuación, reconoció a la delegación del Patriarcado Ecuménico enviada por el patriarca Bartolomé, destacando el espíritu de comunión intereclesial.

Durante la celebración eucarística, concelebraron los cardenales Stephen BrislinRobert Walter McElroy (Washington), mientras los diáconos presentaron los palios tomados de la Confesión de San Pedro. Luego, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti presentó formalmente a los nuevos arzobispos, quienes juraron fidelidad al Papa y a la Iglesia de Roma.

Desde Estados Unidos —patria del Papa— hasta Perú, su lugar de misión; desde Italia hasta lugares remotos como Papúa Nueva Guinea, Guam y Nueva Caledonia, los nuevos arzobispos recibieron el palio de manos del pontífice, quien compartió con cada uno un cálido abrazo.

¿Qué es el palio?

El palio es un ornamento litúrgico propio del Papa y de los arzobispos metropolitanos en las Misas pontificales. Con forma de faja circular que se apoya sobre los hombros y deja caer dos tiras por el pecho y la espalda, está confeccionado con lana blanca y adornado con cruces de seda negras o rojas, además de tres clavos metálicos que remiten a los clavos de la Pasión.

Inspirado en el omophorion griego, el palio simboliza a la oveja que el Buen Pastor lleva sobre sus hombros. Su uso se remonta en Occidente al siglo V para el Papa y, desde el siglo IX, también para los arzobispos.

Los palios se elaboran con lana de corderos bendecidos en la fiesta de Santa Inés, celebrada cada 21 de enero en el Palacio Apostólico. El símbolo de la santa —un cordero— refuerza el carácter pastoral del ornamento.

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