Un descubrimiento que podría cambiar la historia de la ciencia: la NASA anunció este miércoles que su robot Perseverance detectó rastros químicos y geológicos en Marte que podrían ser la huella de vida antigua.
El hallazgo se produjo en el cráter Jezero, donde hace miles de millones de años existió un gran lago y un sistema fluvial. Durante su recorrido por el valle Neretva, Perseverance analizó formaciones rocosas conocidas como Bright Angel, compuestas por arcillas y conglomerados sedimentarios. Allí, los científicos identificaron materia orgánica, específicamente carbono, en varias muestras, especialmente en zonas bautizadas como Cataratas de Chevaya, Templo de Apolo y Praderas de Walhalla.
Entre los hallazgos más llamativos destacan manchas con forma de nódulo y otras verdosas, parecidas a la piel de un leopardo, que ya habían sido señaladas por la NASA como posibles pistas en la búsqueda de vida pasada. El robot también recogió una muestra clave, llamada Cañón Zafiro, que quedó sellada en una cápsula estanca para ser traída a la Tierra por una futura misión.
Cautela científica
Los expertos de la NASA explicaron que hay más posibilidades de que estos rastros sean producto de vida antigua que de procesos químicos inertes, aunque aún no pueden descartar ninguna hipótesis. El análisis definitivo será posible solo cuando las muestras lleguen a laboratorios terrestres y puedan estudiarse con tecnología más avanzada.
El hallazgo fue presentado por Sean Duffy, administrador interino de la NASA, y Nicky Fox, jefa de ciencia de la agencia. «Este puede ser el rastro de vida más claro que hemos visto en Marte», afirmó Duffy. Fox comparó las manchas halladas con «los restos de la comida de un microbio».
Importancia del descubrimiento
Según un estudio publicado en Nature, los nódulos y manchas, llamados frentes de reacción, podrían haberse formado por procesos biológicos similares a los que generan vivianita y sulfuros de hierro en la Tierra, a partir de microorganismos que consumen hierro y sulfato. Aunque también podrían originarse por procesos químicos no biológicos, los científicos consideran esta posibilidad menos probable dadas las condiciones del cráter Jezero.
El entorno donde se formaron estas rocas era acuoso y con temperaturas suaves, lo que habría permitido la preservación de materia orgánica. «El descubrimiento de una posible biofirma en Marte tiene implicancias profundas para la búsqueda de vida, pero exige cautela y mucha investigación antes de afirmar que hubo vida en el planeta», señaló Alberto González Fairén, coautor del estudio y miembro del Centro de Astrobiología de Madrid.
Próximos pasos
Los autores del estudio, entre ellos González Fairén y Felipe Gómez, destacaron que el retorno de muestras a la Tierra será clave para determinar si hubo vida en Marte. Mientras tanto, Perseverance continúa explorando el cráter Jezero en busca de nuevas pistas.
La gran incógnita ahora es si Estados Unidos logrará traer las muestras antes que China y si, finalmente, la humanidad podrá responder una de las preguntas más grandes de la historia: ¿estamos solos en el universo?