La historia entre Luciano Castro y Griselda Siciliani atraviesa su etapa más compleja tras una resolución oficial que derrumbó por completo el proyecto que ambos habían impulsado en la costa de Mar Chiquita. Lo que había comenzado como un sueño compartido terminó convertido en un escenario de tensiones, frustración burocrática y un final inesperado para la iniciativa que la pareja consideraba fundamental para su futuro.
En marzo habían adquirido un terreno y avanzado con los planos para construir su vivienda frente al mar. Sin embargo, el último viernes recibieron una noticia devastadora: el Concejo Deliberante rechazó la continuidad de la obra, dejándolos sin posibilidades de avanzar. Según reveló Luis Bremer en Desayuno Americano, la sesión del 28 de noviembre estuvo marcada por la polémica. Aunque se aprobaron nuevos balnearios y desarrollos sustentables, el expediente de la pareja quedó excluido de cualquier tipo de aprobación. El periodista incluso mencionó un posible “ensañamiento”, dado que la decisión contradijo permisos previos.
El conflicto se remonta a meses atrás, cuando un cambio de reglamentación limitó la construcción a un máximo de seis metros de altura. A pesar de esta restricción, ambos actores mantuvieron la expectativa de revertir la medida mediante una apelación, aguardando un dictamen favorable que finalmente no llegó. Por el contrario, la nueva determinación no solo reafirmó las limitaciones, sino que también habría revocado el permiso de obra original.
Este golpe administrativo impactó directamente en la relación. La frustración acumulada por el freno total del proyecto afectó el ánimo de la pareja, que había depositado gran parte de sus planes personales en este avance. Apenas dos semanas atrás, Luciano Castro había declarado en el mismo ciclo televisivo que esperaba pasar el verano en su nueva casa costera, aunque admitía que todo avanzaba más lento de lo esperado.
En esa misma entrevista, una frase del actor generó controversia en redes: “Esta piba, Griselda, va a convivir conmigo sea como sea”. La declaración fue criticada por usuarios y dejó expuesta la ansiedad del actor por consolidar la convivencia, algo que ahora queda completamente en suspenso.
Con la negativa definitiva del Concejo, el sueño compartido se diluye. El proyecto inmobiliario que pretendía unirlos quedó congelado y, con él, la relación comenzó a mostrar fisuras profundas. Para ambos, la caída del plan costero funciona como una metáfora del cierre abrupto del capítulo que estaban construyendo juntos.
Lo que iba a ser el inicio de una nueva etapa terminó convertido en una prueba amarga: no todos los proyectos sobreviven a los golpes del destino, y esta vez el impacto fue demasiado fuerte para sostener la ilusión.







