Se cree que se trata de un asesino solitario que violó y estranguló de la misma manera a las chicas, todas ellas de entre 16 y 31 años.
La muerte de cinco mujeres entre 2000 y 2004 en los alrededores del Parque Camet en Mar del Plata forma parte de uno de los grandes misterios en la historia criminal argentina, ya que a pesar de que hay una misma modalidad y un patrón similar nunca se pudo dar con el homicida.
Si bien no se descarta que puedan ser varios los autores de estos hechos, por las investigaciones llevadas a cabo se cree que se trata de un asesino solitario que violó y estranguló de la misma manera a las chicas, todas ellas de entre 16 y 31 años.
En todos los casos hubo varios sospechosos, pero las pruebas llevadas a cabo con ADN o las malas pesquisas generaron que ninguno de los crímenes tenga algún condenado.
La primera chica asesinada fue Marlene Michienzi, de 16 años, quien había llegado a Mar del Plata para radicarse hacía pocos días junto a su madre y su hermana.
El 12 de septiembre de 2000, apareció asesinada en un terreno donde había un basural, frente al Parque Camet. La cara estaba golpeada y había sido violada y estrangulada con una bufanda.
Michienzi había salido a caminar por el centro marplatense el día anterior y no volvió a su casa.
La Justicia tardó cinco años en hallar a algún sospechoso y apresó a Pablo Damasco, el hijo de la dueña del departamento que la familia alquilaba.
Una pericia de ADN del Servicio de Huellas Genéticas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) dio como dato que el semen hallado en la bufanda era de Damasco.
Sin embargo, el análisis fue impugnado en el juicio por los peritos del acusado y el tribunal consideró que la prueba era endeble.
De esa manera Damasco fue absuelto en 2007, no hubo otro sospechoso y el crimen quedó impune.
El crimen de otra adolescente sacudió a Mar del Plata
El 15 de septiembre del mismo año apareció asesinada Débora San Martín, de 16 años, quien trabajaba cuidando chicos.
El cuerpo de la adolescente fue hallado en una calle de Las Dalias, a metros del Parque Camet, también estrangulada.
Lo llamativo de este caso fue que un testigo había visto a la chica, dos horas antes del homicidio, en la otra punta de la ciudad, por lo que era difícil llegar hasta allí sin un automóvil.
Un vehículo blanco fue visto en el lugar en momentos que coincidían con el asesinato y detuvieron a su conductor, quien llevaba ropa interior femenina en el baúl.
El hombre dijo que era las prendas eran de su abuela y se confirmó que su relato era veraz, pero lo que la Justicia nunca investigó fue la casa donde Débora había trabajado esa noche, cuidando chicos.
Tiempo después se pidió un cotejo de ADN entre un pelo hallado en su cuerpo y el ex marido de la mujer que la había contratado, pero el resultado nunca apareció y la causa fue archivada.
Mariana Vázquez, el tercer homicidio impune
El 25 de noviembre de 2000, el padre de Mariana Vázquez viajó desde Wilde hasta Mar del Plata para visitarla.
La joven, de 23 años, estudiaba Derecho y vivía sola en la casa familiar del barrio Alto Camet. El padre abrió la puerta de la casa y la halló muerta, semidesnuda sobre la cama.
La habían sofocado con la almohada y estrangulado, en un caso calcado a los otros, con la única diferencia que esta chica fue asesinada en su casa y no en un baldío o un descampado.
La pesquisa nunca avanzó y a pesar de que había algunas relaciones amorosas que tenía la joven y a los cuáles se podía investigar, aún hoy el caso sigue sin resolverse.
Un recital frustrado fue parte del cuarto crimen
María Claudia Renovell, de 31 años y oriunda de Tres Arroyos llegó a Mar del Plata con sus padres de vacaciones.
El 23 de enero de 2001 a la noche dijo que iba a un recital de JAF, pero nunca llegó y su cuerpo fue encontrado poco después.
La mujer también había sido estrangulada y un testigo dijo haber visto un hombre calvo en un Volkswagen Polo bordó, pero la Policía buscó ese vehículo y nunca lo encontró.
La familia de Renovell asegura hasta ahora que un sospechoso de su ciudad natal estuvo involucrado, pero la causa se cerró y nadie fue detenido.
El indicio que no fue
En 2002 una mujer fue asesinada y los investigadores creyeron que el homicida podría estar vinculado a los crímenes anteriores.
Guillermo Caldera mató a su pareja, Bárbara Tiscornia, y con la ayuda de su padre Jorge, quien era un reconocido médico de la ciudad, arrojó el cuerpo por un acantilado para simular un caso más de la ola de homicidios de Camet.
Sin embargo, la maniobra fue descubierta y Caldera hijo fue condenado a 13 años de prisión, mientras que su padre no recibió ningún castigo por el encubrimiento, ya que ese delito no lo consideraron al ser un familiar directo del criminal.
El último de los misteriosos homicidios en Camet
El 10 de mayo de 2004 hallaron asesinada a María Leticia Filosi, de 17 años en un predio militar sobre la Ruta 11.
La víctima tenía la bombacha en la boca y había sido estrangulada al igual que las demás.
Sergio Molina y Fernando Spotter, dos hombres vinculados a la noche marplatense fueron a juicio por dos coincidencias genéticas relacionadas con manchas de semen.
Sin embargo, durante el debate, el novio de Filosi confesó que había tenido relaciones sexuales con ella horas antes del crimen.
Se hizo una nueva prueba con la pareja de la víctima, y también dio positivo, por lo que el juez se vio obligado a absolver a los acusados.
Luego se ordenó otro juicio que nunca se hizo y todo quedó en la nada, porque Molina fue asesinado y Spotter desapareció.
La causa prescribió el año pasado y este homicidio pasó a ser otro de los casos impunes de Parque Camet.
¿Hubo un solo asesino?¿hubo imitadores que continuaron con la seguidilla de homicidios? Eso nunca se sabrá por culpa de las mala investigaciones y los errores en los procedimientos.
