Un estudio internacional confirma que retirar los celulares del aula mejora significativamente el rendimiento académico

Una nueva investigación titulada “Removing Phones from Classrooms Improves Academic Performance”, realizada por científicos de las universidades de Pensilvania, Jawaharlal Nehru y Copenhague, aportó evidencia contundente sobre un debate global: ¿sirve restringir el uso del celular en clase para mejorar el aprendizaje? Según este extenso estudio aplicado a casi 17.000 estudiantes de la India, la respuesta es categórica: .

Los autores demostraron que retirar físicamente los teléfonos de las aulas mejora de manera significativa las calificaciones, la atención y el desempeño académico, especialmente entre quienes son más vulnerables a distraerse. El trabajo se convirtió así en una de las investigaciones más sólidas realizadas hasta el momento en el ámbito de la educación superior.

Cómo se desarrolló el experimento

Las instituciones participantes dividieron a los alumnos de cada carrera y materia en dos grupos durante un semestre completo:

• Aulas con prohibición de celulares: los estudiantes debían dejar sus teléfonos en una caja de madera al ingresar.
• Aulas sin restricciones: el uso del smartphone quedaba completamente habilitado.

Durante ese período, el equipo recopiló calificaciones oficiales, datos de asistencia, dos rondas de encuestas y más de 8.000 observaciones presenciales e inesperadas dentro de las clases. Este diseño experimental permitió medir con precisión el efecto causal de retirar el teléfono.

Resultados: mejoras comparables a programas de excelencia docente

Los estudiantes que cursaron sin celulares obtuvieron notas significativamente más altas. Según los investigadores, la mejora es similar al impacto de implementar programas intensivos de formación docente o al de pasar de un profesor promedio a uno altamente efectivo.

El beneficio fue especialmente notable en:

• Estudiantes con peores calificaciones previas.
• Alumnos de primer año, aún en proceso de adaptación universitaria.
• Cursantes de materias de ciencias sociales y lingüísticas.

En cambio, entre los estudiantes de alto rendimiento, los avanzados y quienes cursaban carreras científicas o de ingeniería, el impacto fue leve o nulo: ya tenían estrategias consolidadas para gestionar la atención.

Los autores concluyeron que la medida funciona como una herramienta de equidad educativa: mejora a los más rezagados sin perjudicar a los estudiantes con mejor desempeño.

Un hallazgo clave es que la asistencia no aumentó. Los alumnos no fueron más a clase: simplemente aprovecharon mejor el tiempo dentro del aula gracias a la eliminación de distracciones.

La reacción de los estudiantes

Contrario a lo que podría anticiparse, los estudiantes no rechazaron la restricción. Al finalizar el semestre, quienes cursaron sin smartphones se mostraron más favorables a la prohibición y reconocieron claramente sus beneficios.

Las encuestas revelaron:

• Mayor apoyo a las restricciones.
• Menor preferencia por el uso libre del celular.
• Mayor claridad sobre las ventajas de aprender sin distracciones.

El único efecto secundario fue un ligero aumento del FOMO (miedo a perderse algo en redes), aunque sin impacto en el bienestar, la motivación ni el uso general del teléfono.

Asimismo, los investigadores confirmaron que los jóvenes no compensaron con más horas frente a la pantalla fuera del aula ni reportaron un aumento de acoso o interacciones negativas en línea.

El estudio aporta, así, una base científica sólida para reforzar políticas de regulación del uso de dispositivos móviles en entornos educativos, demostrando que la atención plena dentro del aula puede traducirse directamente en mejores aprendizajes.

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