Un nuevo equipo conformado por científicos marinos argentinos y extranjeros se embarcará para estudiar el sistema de cañones Bahía Blanca, ubicado frente a la costa de Viedma, en la provincia de Río Negro. Luego avanzará hacia los cañones Almirante Brown, frente a Chubut.
Tras el furor que desató el streaming de la expedición científica del Conicet al cañón submarino Mar del Plata con el buque Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute, este martes empieza una nueva navegación con fines científicos por aguas argentinas, con un nuevo equipo interdisciplinario de especialistas del Conicet con profesionales internacionales. Entre el 30 de septiembre y el 30 de octubre, el grupo se propone estudiar el sistema de cañones Bahía Blanca, ubicado frente a la costa de Viedma, en la provincia de Río Negro, y luego avanzar hacia los cañones Almirante Brown, frente a Chubut.
En esta nueva campaña de exploración oceánica, conducida por la oceanógrafa Silvia Romero,se investigará el cañón submarino que se encuentra a 500 kilómetros de las costas de Viedma y Rawson. La investigadora del Servicio de Hidrografía Nava (SHN) y profesora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos (DCAO) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) confirmó que la misión se transmitirá en vivo y en directo para todo el público por el canal de YouTube del Schmidt Ocean Institute.

Romero remarcó el enorme valor que tiene para la ciencia poder investigar cómo interactúa la Corriente de Malvinas en los cañones submarinos del margen continental. «Ahora bien, estos dos cañones, a diferencia del de Mar del Plata, donde se realizó la expedición anterior, no son ciegos, sino que inciden sobre el margen superior, justo donde termina la plataforma y se inicia el talud. Nuestra hipótesis es que tienen un impacto decisivo al facilitar el intercambio de aguas de la Corriente de Malvinas”, explicó.
Un instrumento importante que se utilizará esta vez es uno que aportó el SHN: una boya oceanográfica equipada con distintos sensores meteorológicos que quedará fija en un lugar y captará la velocidad de la corriente en cada estrato desde la superficie hasta el fondo, la temperatura y otros parámetros.
Además, según adelantó Romero, se arrojarán en puntos específicos una serie de boyas derivantes que llevan un GPS para calcular cómo se va modificando el rumbo de las masas de agua más superficiales. Estas mediciones se completarán con la recolección de especies planctónicas mediante redes diseñadas a tal fin.
Esta nueva misión tiene el respaldo del Schmidt Ocean Institute y el financiamiento de la Fundación Williams, el SHN, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y varios institutos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El buque Falkor viene re realizar un recorrido por las profundidades del océano Atlántico en las cercanías de la capital de Uruguay, Montevideo.

El éxito de la misión submarina del Conicet en Mar del Plata
El éxito de la misión argentina durante julio y agosto a una profundidad de 3.900 metros en el cañón submarino Mar del Plata no se tradujo únicamente en grandes hallazgos científicos, sino en la necesaria promoción de la ciencia y la educación argentina.
La campaña científica “Talud Continental IV”, para capturar imágenes submarinas en alta definición con un robot de última tecnología como el (ROV) SuBastian, y recolectar muestras sin alterar el entorno, inició el 23 de julio y concluyó a principios de agosto.
La investigación, liderada por un equipo de instituciones argentinas con el respaldo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), se llevó adelante con la participación de más de 20 investigadores argentinos y un gran grupo de especialistas de otros países: todos ellos se adentraron por varios días consecutivos en las aguas del Mar Argentino, a 300 kilómetros de la costa bonaerense, a bordo del buque de investigación Falkor (too).
El objetivo de esta misión era estudiar la distribución de especies y su relación con variables ambientales, topográficas y oceanográficas, entre otras. Además, gracias al streaming muchos usuarios podían comprender las maravillas del océano marino al encontrar una enorme variedad de moluscos, peces, cangrejos, estrellas de mar, medusas, anémonas, caracoles, entre otros.
Es decir, que más allá del objetivo principal, los científicos del Conicet y los propios investigadores del Schimid Ocean Institute se sorprendieron a lo largo de esas semanas con otro fenómeno social de gran importancia: la enorme repercusión que tuvo la difusión de este contenido de forma gratuita y masiva en la comunidad argentina. Más unas 60.000 personas se llegaron a conectar en simultáneo a un vivo para acompañar a los científicos en su tarea y aprender sobre las maravillas de la biología marina. Los fines de semana eran los días en los que más espectadores reunían. Por otro lado, fue la primera vez que una campaña científica argentina se transmitió en vivo.
Aquella transmisión batió todos los récords de participación del Schmidt Ocean Institute: mientras que la mayoría de las inmersiones de otras campañas tienen una media de alrededor de cuatro mil visualizaciones; esta expedición tuvo una media de quinientas mil visualizaciones por inmersión, con un total de casi 18 millones de visualizaciones en tres semanas.
“Esta expedición ha sido una experiencia única en la vida, y me siento honrado de compartirla con colegas con los que he trabajado durante una década”, afirmó Daniel Lauretta, jefe de la expedición y científico del Conicet y del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (MACN, CONICET). “La calidad de las imágenes captadas por el ROV SuBastian ha sido excepcional y nos ayudó a comprender mejor la complejidad de este hábitat y la extraordinaria biodiversidad que alberga”.
El equipo que lideró esta expedición llevaba más de una década estudiando la zona: la campaña dio continuidad a las expediciones Talud Continental I, II y III, realizadas a bordo del Buque Oceanográfico Puerto Deseado del CONICET, que permitieron describir decenas de nuevas especies y revelaron una diversidad inesperada en corales de aguas frías, moluscos, equinodermos, ascidias, crustáceos, peces de profundidad y sus parásitos. En aquellas oportunidades las muestras se recogían con redes y rastras. Entre julio y agosto últimos, en cambio, fue la primera vez que vieron el fondo marino en directo.
En esa oportunidad, el equipo científico documentó una rica biodiversidad, incluyendo arrecifes de coral a una profundidad de 1014 metros (más de media milla), compuestos por Bathelia candida, una especie de coral pétreo que forma hábitats. A 1500 metros de profundidad (casi una milla), encontraron un extenso campo de Anthomastus sp. rojo, un coral blando de aguas profundas.
En total, los científicos sospechan que descubrieron más de cuarenta nuevas especies, entre las que se incluyen anémonas de mar, pepinos de mar, erizos de mar, caracoles, corales y crinoideos, entre otros. Pero confirmar las nuevas especies llevará tiempo, ya que tendrán que compararlas con animales conocidos.

Las muestras recogidas durante la expedición submarina fueron transportadas al Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) de la Ciudad de Buenos Aires, donde están siendo estudiadas.
“Ahora viene una etapa de trabajo de laboratorio y de computadora. En el caso de la taxonomía, por ejemplo, estamos reconociendo las especies nuevas y describiendo lo que vimos, revisando géneros, familias, literatura para hacer comparaciones, y esa etapa nos puede tomar meses o años”, explicó Lauretta. “En cuanto a los primeros resultados de microplásticos y carbono azul, van a llevar al menos seis meses. Y lo que estimamos va a tomar más tiempo será analizar las doscientas horas de filmación que trajimos registradas”.